Había una vez una civilización y desarrollada. Sus habitantes vivían en armonía, eran libres y felices. ¿Cuál era el secreto de aquellas personas y de su éxito en época tan remota?
En la formación de los jóvenes había una etapa muy importante que todos debían cumplir: el viaje de las mil lunas.
Después de muchos años de estudio, los jóvenes debían partir para una experiencia que los llevaría a conocer tierras distantes y lugares desconocidos. Ellos se preparaban desde la infancia, primero con la ayuda de los padres y después con la ayuda de los maestros especializados.
Antes de partir realizaban un ritual de despedida. En el centro de una plaza esaba el Templo de los navegantes, donde cada joven dejaba su plan de viaje. Sabían, desde chicos, que un navegante sin plan es un pájaro sin rumbo. Sabían que para controlar sus destinos eran necesarios plan y determinación. La entrega del plan representaba esa intención.
En el extremo oriental de la plaza, había un templo un poco más pequeño donde los jóvenes nunca habían entrado. Por primera vez, el joven que partía conocería su interior y el secreto de las personas más admiradas por todos: los siete sabios del Templo Sirius. De ellos recibirán consejos y orientación para el largo viaje que comenzarían con la luz del amanecer.
Esta es la historia de uno de esos jóvenes listo para partir en su viaje de las mil lunas.
Después de tantos años de preparación, ¿qué más podría aprender en aquella noche? ¿Qué consejos recibiría ahora que quedaría a solas con cada uno de esos sabios?
El joven subió las escalinatas del templo, lo atravesó y se encontró delante de un jardín. El sol creaba un hambiente misterioso y allí lo esperaba el primer sabio. Se sentó a su lado.
Algunas naciones progresan, otras desaparecen, algunas personas resisten, otras, desisten. ¿Dónde está la diferencia? ¿Sería el destino, la suerte de cada uno? En nuestra civilización no pensamos así - prosiguió el maestro-. La diferencia está en la visión que las personas tienen de su futuro. Si vos crees que vas a tener éxito en el viaje, es muy probable que así sea. Si, en cambio, crees que no vas a tener éxito, es cierto que así puede suceder. ¿Te acuerdas que cuando eras chico, soñabas que un día serías marinero de verdad y saldrías a recorrer el mundo? Ese día llegó y ocurió porque primero vos lo soñaste. El sabio abrió entonces una cajita de madera trabajada y de allí sacó un pequeño marinero de plomo, que el joven inmediatamente reconoció porque era uno de sus juguetes favoritos. Y dijo -Lleva contigo este recuerdo para que nunca pierdas aquello que los niños traen dentro de si, el optimismo.
La travesía del mar no es para principiantes - dijo el sabio- y, por ese motivo, has estado preparándote durante todos estos años. Sin embargo, en la medida en que el viaje continúe, mayor será la complejidad de los problemas. Y sólo continuarás si estás cada vez más preparado. Detrás del desempeño de un gran músico o de una bailarna o de un carpintero, hay mucho tiempo de prácticas, estudio, dedicación y sobre todo, método. Has aprendido el método de los navegantes, úsalo para aprender siempre más. Cuando estés en alta mar, vas a encontrar un pájaro formidable, el mayor de todos, un albatros marino. Único pájaro capaz de dar una vuelta completa alrededor del planeta. Él hace esto planeando mucho, sin mover las alas parte del tiempo, usando de forma inteligente su tamaño de casi cuatro metros, evitando zonas de calma, durmiendo sobre las aguas...Inspírate en él -dijo el sabio- y lleva contigo esta pluma de albatros como símbolo de las capacidades que será necesarias.
Existen navegantes que parten llenos de entuciasmo y optimismo. Llevan consigo sus cartas de
navegación y saben utilizarlas. Sucede que muchas veces las cosas no ocurren exactamente como estaban planeadas. Una tempestad inesperada, una calma fuera de hora, una enfermedad o un invierno poco común podrán modificar los planes. Es en esos momentos cuando algunos desisten y no intentan nuevamente. Mira la vida de los ríos, por ejemplo. En su ruta hacia el mar también encuentran obstáculos aparentemente infranqueables. Pero no desisten, se modifican, si es necesario, crean nuevos meandros, pasan por los costados y por encima de los obtáculos y llegan a su destino.
El sabio entregó al joven una piedra negra, totalmente opaca, redondeada y lisa. Y dijo:
Este guijarro se encuentra en el fondo de los ríos de montaña, cerca de los volcanes, de donde vino hace millares de años; llévalo en tu equipaje para que te ayude a tener perseverancia.
A lo largo de tu gran aventura -dijo el maestro- tendrás que enfrentar muchos peligros. Habrá noches en que los demonios y espíritus vendrán a asustarte. Sentirás mucho miedo. Todos sienten miedo durante el viaje, ten plena conciencia de esto. Sin embargo, muchas veces nuestros miedos son irracionales y basta la luz de una pequeña llama para ver que estamos teniendo enemigos imaginarios. La temida selva podrá ser tu escondite seguro. Pero, ¡mucho cuidado! Otras veces el peligro es real. Si así fuere, respétalo, prepárate bien para enfrentarlo, con confianza.
Con estas palabras el maestro entregó la lámpara y dijo:
Llévala contigo. Ella simboliza el coraje. ¡No hay nada que temer!
Todos nacemos con habilidades para crear cosas nuevas. No existe nada definitivo, todo puede ser
mejorado. Sin embargo, algunos viajeros creen que no nacieron con ese don y siguen navegando siempre de la misma manera, sin innovaciones ni mejoras; muchas veces el acto de crear es un acto de descubrir. Todas las cosas ya están creadas, basta ser receptivo para captarlas. Si fuere necesario -continuó el sabio- abandona ideas preconcebidas; rechaza preconceptos, destruye tus mitos. Deja de lado las inhibiciones, tus preocupaciones y ansiedades. Así serás sensible a las nuevas ideas, principalmente a aquellas que siempre estuvieron junto a ti.
El sabio entregó al joven un pequeño frasco de vidrio y le dijo:
La arena de este frasco, trabajada correctamente, ayuda a levantar un castillo. Con la técnica adecuada, esta misma arena puede ser transformada en vitrales. Llévala contigo como alimento para tu creatividad.
Con tu determinación y con los regalos que recibiste, vas a progresar. Cruzarás mares, atravesarás
cordilleras, conocerás ciudades y personas encantadoras, frecuentarás templos y palacios lujosos. Podrás tener la sensación de ser un navegante poderoso y despreocupado sabiendo que nada en el mundo podrá detenerte. Tal vez te empieces a considerar más virtuoso y superior que los otros. ¡Cuidado! ¡Esta es una gran trampa que podrá inclusive matarte, física o espiritualmente! Somos imperfectos. Acepta tus propios errores y anótalos en tu manual de errores del pasado, para no repetirlos en el futuro. Renuévate con ellos.
El sabio entonces llevó al joven hasta la ventana, señaló para Canopus y dijo:
Mira aquella estrella brillante. A pesar de su luz, de su belleza, de su longevidad, ella es solamente una entre todas las estrellas del universo. Ni mejor ni peor, solamente diferente de todas las otras.
Entonces le regaló una estrella de mar -porque el mar también es infinito- y dijo:
Esta es la estrella de la humildad. Llevala siempre contigo.
Las criaturas de la guerra con sus flechas negras y su deseo de destrucción también usan el optimismo, la capacidad, la perseverancia, el coraje, la creatividad, hasta incluso la humildad. Un ladrón, un impostor, un bandido, todos esos también pueden usar esas habilidades, ¿Donde está la diferencia?
La diferencia -dijo el joven- está en los valores de cada uno.
Si, pero ¿qué son esos valores?-preguntó Anima.
Los valores están contenidos en los principios éticos y morales de cada persona -dijo él.
Si, pero ¿dónde todo es espontáneo, natural universal? -preguntó ella.
Entonces, finalmente, el joven percibió que estaban hablando del amor.
El amor -dijo Anima- será la única moneda aceptada en todas las épocas y en todos los lugares por donde vayas a pasar. Ama al prójimo, perdona sus defectos, no sea intolerante. Todos los viajeros que encuentres por el camino están como vos -y cada uno a su manera- en busca de la misma paz de espíritu. Mientras el hombre tenga amigos -gente que él ame y que lo ame- será feliz. Pero, si no tuviere el lazo de amor con la vida, no tendra razón para continuar viviendo. Acuérdate, tu poder es infinito. Vos determinarás -con tus actitudes- como será el viaje y como será tu vida.
Se despidieron con un abrazo, un abrazo del alma. El ruido de los pájaros y el aroma de las plantas indicaban que enseguida, sería la hora de partir.
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